En este edificio se concentraban los servicios de energía: eléctrica y aire comprimido, éste, elemento fundamental en la explotación de la mina. La energía eléctrica se recibía a través de una línea desde la próxima central de Vilacoba, construida para suministro de la mina, emplazándose aquí los transformadores y cuadros de control a 60 hercios, que se conservan tal cual desde su instalación en los años 20. El aire comprimido se generaba mediante un compresor Ingersoll Rand instalado en los mismos años y espléndidamente conservado, junto a otro menor y más moderno. Próximo al compresor, un interesante holograma reproduce la exposición de un testigo directo de lo que fue parte de la historia minera de esta mina en los años 50, durante los años en que la población a duras penas iba saliendo de la posguerra y aprovechaba la ‘Segunda fiebre del wolfram’ provocada por la Guerra de Corea. Ya fuera del edificio, y emplazada en una esquina del exterior, en el paso por el que se accede a los antiguos transformadores, se sitúa la galería conocida como "Castiñeiros", que daba acceso a la parte más al Este de la explotación rica en estaño.