Lalín

En las inmediaciones del pueblo de Gondariz se encuentra una pequeña vaguada por la que discurre el Regueiro da Lavandeira. Esta marcada forma del paisaje se corresponde con la traza de una importante falla que separa el Dominio Esquisto, al Sur, de la Unidad de Lalín, al Norte. Se sabe que esta falla se originó hace aproximadamente 345 millones de años como resultado de la colisión de dos continentes. Indicar también que por el tipo de movimiento sería un cabalgamiento, que en la comunidad científica se le conoce como Cabalgamiento de Lalín-Forcarei.

Desde este punto elevado se tiene una impresionante vista panorámica de la cabecera del río Deza, que tiene su nacimiento en los Montes do Testeiro (entre las provincias de Pontevedra y Ourense), pero también de la penillanura de Lalín. Estos importantes cambios de relieve son el resultado del movimiento en bloques o teclas de piano que sufre el Macizo Galaico durante la formación de los Alpes, hace algo más de 70 millones de años. Y es que la formación de esa cordillera montañosa reactiva antiguas fracturas que había en el terreno para con ello rejuvenecer el relieve.

En los pequeños y escasos afloramientos de esta parada todavía es posible observar la presencia de diques de pegmatitas, de aspecto blanquecino, y que cortan a los esquistos. Las pegmatitas son rocas magmáticas que se caracterizan por mostrar minerales en forma de grandes cristales, pero en este lugar lo realmente significativo es la presencia de espodumena, un mineral fuente de litio y bastante abundante en estas pegmatitas.

En esta parte del curso fluvial del río Deza afloran esquistos, unos materiales con una estructura en capas que ha facilitado que durante su erosión se formaran pequeñas cavidades en el macizo rocoso, y relativamente abundantes en este punto de recorrido. Los esquistos son rocas originadas a partir de antiguos materiales sedimentarios que por efecto de un incremento en la presión y la temperatura adquiere ese aspecto.

A mediados del siglo pasado se realizó una intensa campaña de exploración minera en busca de mineralizaciones de litio asociadas a pegmatitas. El ilustre geoquímico Isidro Parga Pondal fue uno de los promotores de dicha campaña, en la que llegaron a realizarse más de 90 trincheras, muchas se cubrieron de vegetación o fueron restauradas, pero algunas todavía son visibles en los montes de Vilatuxe. Una de ellas se halla en las inmediaciones de esta parada, que a pesar de que está cubierta de maleza se intuye su presencia.

La fuerte pendiente del terreno, que es frecuente en estas montañas de la Serra do Candán, ha dado lugar a la formación de potentes coluviones. Los coluviones son depósitos de sedimentos recientes resultado de la erosión de las zonas más elevadas y que por efecto de la gravedad ese material es transportado ladera abajo. En este punto de la ruta hay un buen ejemplo de coluvión, formado en este caso por fragmentos de rocas subangulosos y de diferente tamaño, todos ellos englobados en una matriz arcillosa.

En este tramo de la ruta son muy frecuentes y abundantes los fragmentos de cuarzo. Esto se debe a que los esquistos de esta zona contienen muchos filones de cuarzo, al erosionarse, el cuarzo que es más resistente no se disgrega como el resto de los minerales del esquisto y permanece casi inalterable. Posteriormente las intensas precipitaciones concentran eses fragmentos de cuarzo en caminos y pistas, como ha sucedido aquí.

Al igual que en otras explotaciones mineras presentes en la zona, todavía quedan vestigios de las antiguas instalaciones. En el caso de Bustelos, la única construcción que queda en pie posiblemente se empleaba para la vigilancia y/o como oficina de la mina. Existe constancia de que algunos de los mineros que trabajaron en estas minas, también lo hicieron en la mina de O Fontao (Vila de Cruces).

Este corte de la carretera de Bustelos permite contemplar un excelente conjunto de pliegues desarrollados en los esquistos de esta parte del Dominio Esquistoso. Los pliegues son estructuras geológicas resultado de la alta deformación a la que fueron sometidas estas rocas cuando se encontraban a varias decenas de kilómetros de profundidad. Dado que los esquistos son rocas con un alto contenido en micas, mineral laminar y muy flexible, esto ha facilitado en gran medida el desarrollo de este intenso plegamiento.

Este nuevo afloramiento de los esquistos permite conocer un poco más sobre los minerales que los constituyen. Además de las micas en estos esquistos son muy frecuentes los granates y las estaurolitas. Los granates son minerales de aspecto granular, de color rojizo y que en ocasiones están bien cristalizados. Por su parte, las estaurolitas son minerales prismáticos de color parduzco-amarillento, se encuentran en cristales individuales o en grupos, éstos últimos formando lo que en geología se llaman maclas.