La corta minera de Meirama fue, tras la de As Pontes de García Rodríguez, el segundo yacimiento de lignito de Galicia, del que se extrajeron 93 millones de toneladas. A diferencia de As Pontes, fue una explotación que respondió a la ejecución de un proyecto único desde el inicio hasta su cierre (1980-2007). También aquí, tras su restauración, se ha generado un gran lago minero y las extensas superficies de antiguas escombreras han sido revegetadas

Historia

Entre 1971 y 1974, el Instituto Geológico y Minero de España investigó la potencialidad de los lignitos encontrados en una cantera de San Andrés de Meirama. En el mismo año 1974, el Consejo de Ministros declaró el terreno de la parroquia de As Encrobas, en el municipio de Cerceda, zona preferente de explotación minera de lignito. Unión Fenosa creó la firma Lignitos de Meirama, S.A. para la explotación del yacimiento. Una vez resueltos los enfrentamientos, debidos fundamentalmente a grandes desacuerdos en cuanto al importe de los pagos por expropiaciones, tanto la mina como la central térmica, de 550 megavatios de potencia, (Fig. 1) comenzaron a funcionar en 1980. La explotación del yacimiento continuó hasta su cierre, en diciembre de 2007, originándose un hueco de unos 2,5 kilómetros de longitud por uno de ancho (Fig. 2).

Yacimiento

La cuenca minera de Meirama se originó durante el Cenozoico (entre el Oligoceno Superior y el Mioceno Superior, es decir hace entre 27 a 10 millones de años) como consecuencia del desarrollo de un corredor de desgarre dextrógiro (en el sentido de las agujas del reloj) de unos 55 kilómetros que, con dirección NO-SE, se extiende desde Lendo hasta Boimil. Las fallas de desgarre que conforman el corredor se relevan en escalones a lo largo de su longitud, generándose en cada relevo estructuras, que dieron lugar a cuencas alineadas que se rellenaron de arenas, arcillas, gravas y capas de lignito, una de ellas la de Meirama.
La cuenca tiene una extensión de unos tres kilómetros y medio por uno de ancho, y el espesor total de sedimentos alcanzó, antes de la explotación minera, los 350 metros.
Para describir la estratigrafía de esta cuenca se han diferenciado cuatro unidades (Monge, 1987), que corresponden a sedimentos arcillosos con intercalaciones de arenas y más raramente de gravas, aportados desde los relieves circundantes. El centro de la cuenca estaba compuesto por una importante acumulación de lignitos pardos y negros, con espesores muy irregulares, que variaban entre 1 y 320 metros, con intercalaciones de arcillas.

 

Laboreo

Para el arranque del estéril de rocas encajantes duras (granitos, esquistos y corneanas del sustrato) se utilizó perforación y voladura, realizándose la carga y transporte con excavadora de cables o hidráulica y volquetes mineros.
La excavación de materiales cenozoicos, incluida la extracción del lignito, se realizó con rotopalas, y el transporte mediante cintas de banda que llevaba el estéril a la escombrera exterior y el carbón al parque de homogeneización y secado, pasando luego a la planta de trituración y al parque de carbón de la central térmica.
Desde los inicios de la explotación, se vertieron los estériles en una escombrera exterior ubicada junto a la central térmica, a unos 3 kilómetros de la mina, transportándose los materiales mediante cinta. La explotación con transferencia de estéril a hueco no se pudo hacer hasta muchos años después de iniciados los trabajos, cuando el avance del hueco lo permitió. Se generó así una escombrera interior, que se rodeó por un canal para recoger las aguas perimetrales y tratarlas en una estación depuradora (Fig. 3).
La producción total de Meirama fue de unos 93 millones de toneladas de lignito pardo, extrayéndose a un ritmo de cuatro millones de toneladas anuales en los diez primeros ejercicios y de 3 millones de toneladas en los siguientes, estando en actividad ininterrumpida desde 1980 a diciembre de 2007. Tras su abandono, la mina fue objeto de una modélica restauración ambiental (Fig. 4).
De acuerdo con la Xunta de Galicia (1991) el lignito extraído en Meirama tenía, por término medio, un poder calorífico superior de 2.100 kcal/kg, el 48 % de humedad, 15,8 % de cenizas, 20,5 % en volátiles y 1,3 % de azufre.