En las cercanías de la calzada romana Vía Nova, en el término municipal de San Xoán de Río, sorprende encontrarse con varias cortas romanas, en buen estado de conservación a pesar de su cubierta vegetal, en una reducida extensión que puede ser fácilmente visitable. Fueron explotadas presumiblemente en época imperial. A su interés arqueológico se suma el de la tipología del yacimiento.
Historia
Puede asignarse como una explotación de oro romana, por su morfología y la proximidad de otros trabajos con tipologías parecidas, como lo son las labores de O Courel (minas A Toca, Torubio...), de explotación de oro, la presencia romana en el entorno de la Vía Nova, que pasa próxima, y las labores de obtención de oro aluvionar en el cauce del río Sil. También cercanas son las de O Covallón (Ribas de Sil), donde recientes investigaciones han mostrado cierto interés por esta sustancia en la zona.
Se asignan las labores de este yacimiento (así como otros del entorno) a la época romana imperial (siglos I a III d.C.). En el trabajo de Sánchez-Palencia Ramos y colaboradores. (2012) se describen distintos asentamientos y minas romanas del entorno que justifican la asignación a la época propuesta.
Yacimiento
Las labores se sitúan en su práctica totalidad en las metagrauvacas feldespáticas (rocas detríticas metamorfizadas, originalmente formadas por los minerales que resultan de la disgregación del granito) que constituyen el denominado Ollo de Sapo de grano fino, de edad Ordovícico inferior.
La mineralización de estas cortas aparecería, por un lado, en filones y vetas de cuarzo (Fig. 1) que encajan en las metagrauvacas del Ollo de Sapo, con presencia de oro, tanto en arsenopirita como nativo. Por otro lado, las propias metareniscas contendrían el oro en los sulfuros metálicos diseminados, como parece deducirse del aspecto que presentan algunos afloramientos con huecos desde subredondeados a cúbicos.
Laboreo
Entre las cotas de 940 y 1.041 metros, y siguiendo una dirección próxima al NE-SO, se alinean tres huecos principales tipo corta, con formas circulares, que se alargan o ensanchan en alguna de sus partes. Ocupan una longitud en la dirección señalada del orden de 830 metros y una anchura en su parte central de hasta 350. Al SE y al SO de las tres cortas principales existen otras dos de menor tamaño. Exceptuando la central, las otras cuatro tienen canales de salida o desagüe. Sus profundidades oscilan entre los 10 y los 35 metros.
De las tres cortas principales, el hueco norte y el hueco central podrían haber estado conectados por una galería subterránea de paredes lisas y con dimensiones que permiten el paso de una persona, según han llegado a señalar los vecinos (Ferrero, 2013).
En cada corta, la roca era abatida por paneles sucesivos, socavados mediante excavación y minado de su base, utilizando alternativamente fuego y agua para facilitar su desmoronamiento, que era impulsado mediante el empuje hidráulico. Posteriormente la roca era triturada, seleccionando los fragmentos mineralizados que se sometían a molienda para separar el oro en los canales de concentración, y eliminar los estériles más finos por los canales de desagüe. El agua se conducía por canales desde la cabecera del río das Cabanas y se almacenaba en depósitos en la parte alta del monte, no apreciándose sus restos en la actualidad.
No se conservan edificios ni instalaciones.