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El mineral llegaba hasta un depósito en la orilla del mar, desde donde era conducido al punto de carga por otro cable aéreo y un puente de carga, cuya extensión total era de 178 metros y que contaba en su parte final con una viga metálica en voladizo de 115 m de longitud, situada a unos 40 metros sobre el mar, con un apoyo en la roca. El cable, en conjunto, salvaba un desnivel de 15 metros. Los baldes de este cable aéreo eran mayores (cargaban del orden de una tonelada). En jornadas de ocho horas, se podían manipular entre 1.500 y 2.000 toneladas, y en este cargadero atracaron buques de hasta 7.700 toneladas. Los baldes que llegaban se desacoplaban del cable tractor, y su contenido caía por una vertedera telescópica a los vapores amarrados a las boyas. Estas instalaciones fueron rehabilitadas y panelizadas por el Ministerio de Medio Ambiente en 2002, con el nombre de Parque Etnográfico de A Insua. Se pueden observar los restos de la zona de descarga de mineral, con las tolvas y depósitos inferiores, y los apoyos del tranvía aéreo al cargadero y de la viga metálica en voladizo, uno en tierra y el otro sobre un islote, a 65 metros de tierra.