Quiroga

Para llegar se sigue la carretera hacia la presa de Iberdrola, desviándose hacia el pueblo de Os Anguieiros. Desde él se domina la boca occidental del túnel, el meandro objeto de explotación romana así como el poblado de Montefurado y su paisaje de médulas.

Se encuentra a media ladera, justo por encima del acceso al área de descanso, unos 50 metros al NO de la boca oriental del túnel principal. En su interior hay unos escalones labrados en la roca y se curva poniéndose casi vertical, con agua estancada en el fondo. Puede tratarse de una labor romana auxiliar del túnel, que llegaba al nivel del río.

Se observa desde el mismo pueblo de Montefurado, con casas excavadas en el depósito del Mioceno, y desde el cual puede verse el paisaje minero tipo médulas que ha dejado la explotación del depósito en el que se asienta.

Cuando los ingenieros romanos investigaban las posibilidades auríferas de una zona en primer lugar realizaban pozos o pequeñas zanjas para comprobar la riqueza en oro de los diques de cuarzo. En esta zona hay varios pozos de exploración de pequeño tamaño.

Se trata de una mina sobre materiales secundarios, es decir, sobre sedimentos ricos en oro. Se explotó utilizando grandes cantidades de agua para mover y lavar el material. Los únicos restos que quedan son murias, acumulaciones de cantos de cuarcita de tamaño decimétrico que iban quedando en la zona de explotación para moverlos lo menos posible ya que en ellos no hay oro.

En el Covallón podemos ver la típica mina de oro romana en materiales primarios, es decir, explotando directamente sobre roca. Se trata de una zanja de más de 120 metros de longitud, 30 metros de anchura y 40 metros de profundidad excavada en cuarcita siguiendo una zona de abundancia de diques de cuarzo ricos en oro. Para la excavación se usaron grandes cantidades de agua, que además de erosionar el terreno, transportaba los materiales a zonas más bajas. El cuarzo extraído se trituraba hasta convertirlo en un polvo fino, el cual se lavaba para extraer el oro.

Esta mina es un claro ejemplo de explotación por el método denominado "ruina montium". Podemos ver galerías en el inferior del cortado, con ellas se minaba el talud y con ayuda de grandes cantidades de agua, traída por canales desde los arroyos de la zona, se desmoronaba el talud lavando posteriormente el material extraído para sacar el oro. Como en muchas otras minas de la comarca el material explotado son las arcillas, arenas y cantos cementados por carbonatos, de un característico color rojo. Toda la localidad de Margaride se encuentra en la depresión generada por la mina romana.

Cuando la mina se realizaba en primario, es decir, se excavaba la roca, lo que se buscaba eran diques de cuarzo (de color blanco lechoso). Estos diques se forman en los últimos momentos de la consolidación de los magmas en profundidad, cuyo resultado son los macizos graníticos. Los elementos raros que no han entrado en la composición de los minerales del granito se concentran en estos diques. Uno de estos elementos es el oro. Por ello los mineros romanos buscaban estos diques para comprobar si contenían oro. Este túnel sigue uno de estos diques de cuarzo blanco.

Mina de unas 7 hectáreas de superficie en la que se utilizaba el método de peines o arados para su explotación. Se construían canales que abastecían de agua un estanque en la zona alta de la mina. Posteriormente se excavaban zanjas paralelas a favor de la pendiente y se lanzaba el agua de los estanques por ellas para que erosionase el terreno. En la zona baja de la explotación se recogía el agua con los sedimentos y se extraía el oro. El valle que vemos frente a nosotros es totalmente artificial, consecuencia de la explotación minera.