La explotación de las minas de Valborraz y Casaio tuvo gran importancia sobre todo en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. En su historia no escrita posiblemente haya material para investigar sobre la minería de sus filones, a veces de extraordinaria riqueza, y sobre las conspiraciones de los ingleses para evitar que el wolframio llegara a manos alemanas y los ardides de estos para hacerse con el valioso mineral necesario en su industria de armamento.

Historia

La recuperación de mineral de estaño comienza al principio del siglo XX, pero no alcanza relevancia hasta el período coincidente con la Segunda Guerra Mundial. Es probable que las difíciles condiciones de acceso y climatológicas hayan favorecido la explotación al margen de la declarada por los concesionarios.
Entre 1913 y 1937 los derechos sobre los yacimientos son adquiridos por la empresa belga Mines de Wolfram de Valborraz, que se constituyó para explotar esta mina de wolframio. Según la Estadística Minera de España y los informes oficiales, tras un prometedor comienzo en 1913, la explotación decae por el inicio de la Primera Guerra Mundial, que dificulta la llegada de capital para acometer las inversiones proyectadas por la empresa, entre otras vicisitudes marcadas por la guerra e incluso por la meteorología, como cuando en 1917 una fuerte tormenta destruyó el taller de preparación del mineral.
En 1938 los derechos sobre las minas pasan a los alemanes. Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial obtuvieron las mayores producciones en excelentes instalaciones. En esa época, 463 presos republicanos redimieron sus penas trabajando en las minas. Tras perder la guerra, los alemanes las abandonaron y desmantelaron todas las instalaciones.
En 1954, los yacimientos son adquiridos por la Sociedad Anónima Grupo Minero Casayo y retoman la actividad, aunque con la bajada de los precios del wolframio, la explotación acaba cerrando en 1960.

Yacimiento

El yacimiento se localiza en pizarras oscuras de la formación Pizarras de Luarca de la Zona Centroibérica. Parece estar relacionado con granitos greisenizados, que afloran en las proximidades, constituyendo un pequeño cuerpo entre las pizarras citadas. Se trata de un yacimiento filoniano, con dos paquetes de 4 y 7 metros de filones de 1 a 70 centímetros de potencia, de cuarzo con wolframita.
La wolframita aparece en ocasiones diseminada irregularmente en todo el ancho del filón. Otras veces se concentra hacia los hastiales (bordes), acompañada de mica amarilla formando una estrecha salbanda de dos o tres centímetros de grueso. A la wolframita acompañan pirita y arsenopirita.
Las pizarras encajantes presentan una intensa alteración hidrotermal con silicificación, moscovitización y piritización generalizada.

Laboreo

En todo el período de laboreo fue reconocido el campo filoniano en casi 2 kilómetros de longitud y explotado hasta los 500 metros de profundidad, existiendo nueve filones maestros de alta ley y potencia.
Los primeros trabajos sobre filón consistieron en rafas y trincheras de reconocimiento y explotación, de reducidas dimensiones.
Debido al fuerte relieve de la zona, se realizaron cortos socavones en las laderas para cortar los filones mineralizados. Pueden verse algunas pequeñas escombreras que delatan su ubicación. Se hicieron también galerías (guías) siguiendo los filones mineralizados, con secciones del orden de 7 m2, distribuidas en tres plantas separadas 30 metros. Se unían mediante recortes o traviesas y se explotaba por realces. Algunas de estas galerías tienen las bocaminas entre la maleza.
Desde las primeras épocas de actividad se realizaron pozos para la comunicación entre las labores subterráneas y entre estas y la superficie. Alguno puede ser observado en la actualidad y son de pequeña sección (3 x 3 metros) excavados en roca y sin fortificación alguna, al menos en lo observable desde superficie.
Pueden observarse dos zonas de escombreras de finos, la primera de la época belga-alemana, situada en la ladera izquierda del Río Valborraz a su paso por la zona del edificio de Dirección y oficinas, más arriba de donde se construyó una presa. La otra, en la ladera donde está el lavadero nuevo o de época española, por debajo de la pista de acceso a él.
Del primer lavadero, de la época belga, no quedan restos visibles. Durante la época alemana se construyó un lavadero por encima del edificio de Dirección. Algunos elementos se pueden ver en las fotografías de la época que se incluyen. No obstante apenas quedan algunos muros de la zona de trituración y carga y restos de un pequeño taller de preparación utilizado posteriormente, en los años de 1950, en la denominada época española.
Hacia 1955 se proyectaba la electrificación de los servicios y mecanización de las labores, construyéndose poco después el lavadero nuevo y el taller de refino, adecuándose algunas construcciones de épocas anteriores para atender a los servicios necesarios.
En época belga el concentrado se transportaba 25 kilómetros por un camino carretero hasta la estación ferroviaria de Sobradelo. Más adelante, en 1940, los alemanes construirían la pista para permitir el acceso de automóviles y camiones, que aún se conserva en gran parte y en buen estado y que se conoce como “pista de los alemanes".