Desde la carretera y ya pasada la localidad de Vilarbacú, que queda a la izquierda, se encuentra una gran roca sola en el centro de una pradería.
Esta roca llegó hasta este punto hace tan solo unas decenas de miles de años transportada por el glaciar que descendía por la parte alta de este valle durante la última glaciación. Al derretirse el glaciar depositó la gran roca en este prado. Estas rocas en geología se denominan bloques erráticos.
Bloque errático visto desde la carretera de acceso a la mina.
En un punto de la carretera nace un camino que conduce en unos 300 metros a una ferreiría (herrería). Estas instalaciones, donde se trabajaba en hierro, son abundantes en esta comarca. (En el inicio del camino puede ser difícil aparcar los vehículos).
La mina de Vilarbacú comenzó a explotarse en 1896 y cerró por agotamiento definitivamente en 1958. De todas formas, hubo varios periodos sin actividad. Como se dijo en la introducción, el antimonio se concentra en finas vetas con orientación este-oeste, que encajan en la caliza de la Aquiana. Se formaron en distintas etapas: en primer lugar precipitaron sulfuros de hierro (pirita y calcopirita), y posteriormente, en los huecos dejados por estos precipitó el sulfuro de antimonio, denominado estibina.
Vista de los restos de los edificios de la mina con la escombrera de la bocamina visitable al fondo.
Ruta desde la carretera hasta la bocamina visitable. Modificado del IGN.
Poco más de un kilómetro más adelante por la misma carretera se observa, a la derecha una albariza, estructura de piedra construida para que las colmenas estuviesen protegidas de los ataques de los osos.
Es importante destacar como estas construcciones tradicionales se adaptaban al terreno para simplificar su construcción y como se utilizaban las rocas del entorno más cercano, para no tener que realizar largos transportes por caminos difíciles.
En la localidad de Quiroga, en la salida hacia Folgoso del Courel se encuentra el Museo Geológico de Quiroga, uno de los embriones del actual Geoparque e interesante inicio de cualquier ruta que se realice en la zona.
Desde él se observa el valle del río Quiroga, y como este se une su desembocadura al valle del río Sil, en la unión se encuentra la localidad de Quiroga. Es un valle relativamente abierto entre montañas de formas redondeadas, lo que en geología se denomina un paisaje apalachiano, montañas antiguas muy erosionadas que no poseen aristas ni picos, sino que formas suaves.
Desde la carretera que nos lleva a Vilarbacú hay acceso a dos cascadas cuyos senderos están señalizados. Su visita es aconsejable sobre todo en época de lluvias cuando el río lleva más caudal.