Las rocas que afloran en el entorno del faro muestran una intensa erosión alveolar, muy habitual en las zonas costeras donde la acción de viento junto con el salitre microfracturan las rocas y como resultado se originan esas oquedades. Una erosión que se produce de forma más frecuente en los niveles de pizarras y en menor medida en los de cuarcitas.