Descrición

Nos encontramos en medio de una mina de oro de época romana. Los pequeños montículos que nos rodean son murias, acumulaciones de piedras de tamaño decimétrico dejadas atrás por los mineros romanos. La explotación consistía en lavar con agua los sedimentos finos de esta zona para extraer las pepitas de oro. Como en estas piedras no había oro se dejaban atrás en estas murias para transportarlas la menor distancia posible. La mina pudo llegar ocupar más de 10 hectáreas. El material presente en la zona, el cual los romanos explotaban, son depósitos fluviales depositados por el río Miño hace millones de años, cuando fluía por esta zona.

Autor
Eduardo González Clavijo