No acceda a las labores mineras. Especial precaución en el entorno de trincheras, zanjas y pozos.
Respete las propiedades privadas, barreras, vallas y cercados.
Cumpla las indicaciones de seguridad.
Esta mina explota materiales sedimentarios próximos al río Miño, depositados por el propio río en los últimos miles de años por lo tanto, geológicamente, son muy recientes. Se trata de depósitos de terraza, lo cual indica que el propio río los va dejando a altitudes superiores según se encaja en el terreno. Se denomina terraza a cada nivel aproximadamente horizontal que el río deja a mayor altura en su proceso de encajamiento.
Las terrazas de esta zona están formadas por cantos centimétricos de cuarcita, arenas y arcillas.
Encajamiento del río en los sedimentos dejados por él mismo. Es el proceso de formación de las terrazas fluviales. En esta zona el río Miño llegó a tener hasta 14 niveles de terrazas.
Estos materiales sedimentarios se depositaron sobre un granito de grano medio intruido en la zona hace unos 300 millones de años, durante la Orogenia Varisca. Este granito se encuentra bastante alterado en algunas zonas, llegando a estar casi convertido en arena, por lo que es muy sencillo escavar en él.
La presencia de minería de oro romana en estos depósitos sedimentarios se debe a que tanto el río Miño como algunos de sus afluentes (Sil, Arnoia) atraviesan zonas en las que abundas los diques de cuarzo ricos en oro. Los ríos erosionan durante millones de años estos diques liberando el oro, el cual al ser muy denso se deposita en los arenales de los río, es decir, en los depósitos fluviales que se generan cerca de los ríos que son los materiales de los que están formadas las terrazas.
La concentración de oro puede llegar a ser 10 veces mayor en estos depósitos fluviales que en los diques de cuarzo de los que proviene. Además, es más sencillo escavar en un sedimento fluvial en en un dique de cuarzo. El oro, al ser muy pesado, se concentra en la parte baja de los depósitos fluviales, en el contacto con la roca que hay debajo, que en este caso es granito. Por este motivo los mineros romanos escavaban hasta encontrar el granito, e incluso en el granito para sacar el oro que se pudiese haber introducido por las grietas de este.
El estaño era otro mineral muy demandado en la época romana. Galicia suministraba grandes cantidades de este mineral a Roma. También se puede encontrar estaño en sedimentos de este tipo, por lo que no es descartable que en estas minas se extrajese estaño junto con el oro.
Este tipo de minas romanas se explotaron por gran parte de Galicia entre los siglo I y III. Eran de gran importancia para el imperio y son citadas por varios historiadores de la época. Los trabajos los realizaban los habitantes de la zona bajo la dirección de ingenieros romanos, en muchos casos militares.
El retorno al punto de inicio se realiza por el mismo camino.
Si se desea ampliar conocimientos sobre la minería romana de esta zona es muy interesante el libro del geólogo Óscar Pazos Rodríguez titulado "A Invención da Gallaecia e a Minaría do Ouro", de la editorial Aterra Libros, Vigo 2018.